Una recorrida sobre la tan atareada prensa uruguaya de los últimos días muestra un abundante uso de la palabra "bochornoso": por el pugilismo parlamentario, la Ley del aborto, varios resultados futbolísticos, distintos episodios referidos a Botnia y a la Cumbre en Chile
Debemos reconocer que no fue para menos. Pero llamó poderosamente la atención de los veteranos habitantes del país la actitud de algunos periodistas (demasiados pero por suerte no todos) ante la última velada boxística parlamentaria. Deben ser jóvenes y una de dos: o no terminaron el Liceo o en dichos centros educativos las clases de Historia dejan mucho que desear. Porque pudimos leer, oir y ver con asombro, quejas y aseveraciones periodísticas en el sentido de que tales incidentes (un tópico muy "vendedor" de las cadenas mundiales de TV) dejaban mal parado el prestigio uruguayo (lo que es verdad) y nos colocaban entre los países donde esas cosas pasan. Como si acá las puteadas de Juan José Domínguez y el jab de izquierda de Lacalle Hijo (digno de Sugar Ray Leonard en sus peores momentos) sobre la alta corpulencia del Diputado Arambillete (quien evidenció una carencia total de cintura ubicada en las antípodas del Pocholo Burgues que aunque gordo la seguía teniendo) fueran una rara originalidad de esta Ilustre Legislatura. ¡No! ¡Ni mucho menos! No podemos dejar pasar nuestra admiración por el escalofriante uno dos que el Diputado Anaya hizo estallar en el rostro de Lacalle en micronésimas de segundo. Combinación al mejor estilo de Floreal García aquél formidable Campeón Panamericano de los "moscas" que defendiendo la celeste fuera asesinado en 1975 por el ordinario sicariato de la Dictadura junto a otr@s cuatro en las cercanías de Soca, atado y a tiros... ¡No!: Uruguay en esos campos nunca fue ejemplo de nada sino todo lo contrario. Y es bueno que la juventud lo sepa, salvo que le queramos mentir al mundo. No hace tanto, y presidiendo el Senado, nos tocó personalmente actuar también de Juez de Ring (emulando a Hortensio Gularte) en la deplorable (desde el punto de vista boxístico) pelea entre los honorables Senadores Isaac Alfie (noventa quilos ochocientos) y Leonardo Nicolini (setenta y cinco quilos trescientos pero mayor alcance de brazos) en la que también "mojó" el ex Ministro y entonces Senador Martín Aguirrezabala. No mucho tiempo antes, los aficionados pudimos disfrutar (deportivamente) el contundente nocaut de Trobo ante un formidable upercat de derecha sobre las quijadas del susodicho descerrajado por el bondadoso Legislador Machiñena. Podríamos seguir marcha atrás en el tiempo reseñando legendarias peleas en el campo del deporte de los puños entre próceres universitarios y hasta constitucionalistas Sería larguísimo y deberíamos remontarnos a los albores de la Patria. No salva de ellas casi ninguno de los más grandes dirigentes políticos uruguayos hoy con avenidas, boulevares, calles, escuelas, liceos, plazas, estatuas, o por lo menos placas, espolvoreadas por nuestro territorio para edificación de nuestros niños y jóvenes. ¡No debemos ser tan hipócritas! En ese aspecto la actual Legislatura está muy por debajo del promedio patrio y eso sí que debería ser destacado por la prensa. De las puteadas y otras "joyitas" más vale ni hablar porque sería perder lastimosamente el tiempo y entrar irremisiblemente en la más crasa tilinguería. Hemos estudiado, con subido rubor, muchas viejas actas parlamentarias y sesudos editoriales de nuestros más grandes hombres. ¡Por favor! Si entramos en el campo de los proyectiles (ya no de los meros puños) sería de no acabar. Recomendamos a esos periodistas que hagan un estudio. O a las empresas encuestadoras: verán que estas últimas Legislaturas son un dechado de urbanismo. Los vasos públicos son usados nada más que para beber. Sin ir muy lejos recordemos el que con técnica digna de la Ámsterdam o del lanzamiento del martillo en las Olimpíadas, endilgara el benemérito Legislador Rijo desde el Hemiciclo, graciosicamente al decir de Sancho Panza, contra la lejana humanidad de Tota Quinteros ubicada en las Barras durante la discusión de la Ley de Impunidad, minutos antes de la memorable batalla campal a puñetazos que se desarrollara legislativamente por ambulatorios y alrededores llegando a la calle ¿Dónde estaban esos periodistas de hoy? O el "vasaso" que propinara el benemérito Espalter a Frugoni hace añares, con el condenable agravante de que iba lleno de agua. Señores periodistas: cualquiera sabía y veía (aunque no había TV) que los Senadores iban armados a las Sesiones (el treinta y ocho especial "esmigüeson" formaba parte del traje de la "etiqueta" y el honor). Incluso quienes fueron antes o después Presidentes de la República, marcando épocas en la Historia, lo extraían elegantemente de por entre sus ropas y ante la vista y paciencia de todos, por respeto, lo ponían, amartillado, en el cajoncito del pupitre majestuoso. Cerquita del micrófono para discursos hablados. Era gente tolerante. El Senador Ghighliani descargó en plena Sesión el tambor de su revólver sobre el Senador Demicheli acertándole varias veces y enviándolo por ende sin palabras ni más trámite al Hospital del que volvió vivo milagrosamente casi hasta nuestros días para brindar, ya casi Momia, sus letales servicios a la última Dictadura. Lo que sería muy bueno destacar por la prensa es que reunido posteriormente aquel Senado para tratar el desafuero éste no fue aprobado.(¡) Ahorramos recorrer, en materia de proyectiles aciagos y armas blancas, el frondoso material histórico referido a Duelos. El último si mal no recordamos tuvo que ver justamente con la prensa y un periodista: el Doctor Federico Fassano fue retado a Duelo por el ex Comisario de Inteligencia Saúl Clavería. Nicolini fungiendo como Padrino del ya entonces Director de La República contribuyó a que el trance quedara sin efecto. No olvidemos que ya entrada la década de los setenta, y días antes, tuvimos varios "lances caballerescos": Jorge Batlle y Julio María Sanguinetti a filo contrafilo y punta contra "Maneco" Flores Mora (juez de pedana: el General Líber Seregni); Erro contra Danilo Sena; Luis Batlle contra el General Rivas Años antes, José Batlle y Ordóñez mató en Duelo con pistola a Wáshington Beltrán... Nada menos. ¿De qué Uruguay hablan o escriben estos bochornosos periodistas? ¿Qué quieren venderle al pueblo?
Debemos reconocer que no fue para menos. Pero llamó poderosamente la atención de los veteranos habitantes del país la actitud de algunos periodistas (demasiados pero por suerte no todos) ante la última velada boxística parlamentaria. Deben ser jóvenes y una de dos: o no terminaron el Liceo o en dichos centros educativos las clases de Historia dejan mucho que desear. Porque pudimos leer, oir y ver con asombro, quejas y aseveraciones periodísticas en el sentido de que tales incidentes (un tópico muy "vendedor" de las cadenas mundiales de TV) dejaban mal parado el prestigio uruguayo (lo que es verdad) y nos colocaban entre los países donde esas cosas pasan. Como si acá las puteadas de Juan José Domínguez y el jab de izquierda de Lacalle Hijo (digno de Sugar Ray Leonard en sus peores momentos) sobre la alta corpulencia del Diputado Arambillete (quien evidenció una carencia total de cintura ubicada en las antípodas del Pocholo Burgues que aunque gordo la seguía teniendo) fueran una rara originalidad de esta Ilustre Legislatura. ¡No! ¡Ni mucho menos! No podemos dejar pasar nuestra admiración por el escalofriante uno dos que el Diputado Anaya hizo estallar en el rostro de Lacalle en micronésimas de segundo. Combinación al mejor estilo de Floreal García aquél formidable Campeón Panamericano de los "moscas" que defendiendo la celeste fuera asesinado en 1975 por el ordinario sicariato de la Dictadura junto a otr@s cuatro en las cercanías de Soca, atado y a tiros... ¡No!: Uruguay en esos campos nunca fue ejemplo de nada sino todo lo contrario. Y es bueno que la juventud lo sepa, salvo que le queramos mentir al mundo. No hace tanto, y presidiendo el Senado, nos tocó personalmente actuar también de Juez de Ring (emulando a Hortensio Gularte) en la deplorable (desde el punto de vista boxístico) pelea entre los honorables Senadores Isaac Alfie (noventa quilos ochocientos) y Leonardo Nicolini (setenta y cinco quilos trescientos pero mayor alcance de brazos) en la que también "mojó" el ex Ministro y entonces Senador Martín Aguirrezabala. No mucho tiempo antes, los aficionados pudimos disfrutar (deportivamente) el contundente nocaut de Trobo ante un formidable upercat de derecha sobre las quijadas del susodicho descerrajado por el bondadoso Legislador Machiñena. Podríamos seguir marcha atrás en el tiempo reseñando legendarias peleas en el campo del deporte de los puños entre próceres universitarios y hasta constitucionalistas Sería larguísimo y deberíamos remontarnos a los albores de la Patria. No salva de ellas casi ninguno de los más grandes dirigentes políticos uruguayos hoy con avenidas, boulevares, calles, escuelas, liceos, plazas, estatuas, o por lo menos placas, espolvoreadas por nuestro territorio para edificación de nuestros niños y jóvenes. ¡No debemos ser tan hipócritas! En ese aspecto la actual Legislatura está muy por debajo del promedio patrio y eso sí que debería ser destacado por la prensa. De las puteadas y otras "joyitas" más vale ni hablar porque sería perder lastimosamente el tiempo y entrar irremisiblemente en la más crasa tilinguería. Hemos estudiado, con subido rubor, muchas viejas actas parlamentarias y sesudos editoriales de nuestros más grandes hombres. ¡Por favor! Si entramos en el campo de los proyectiles (ya no de los meros puños) sería de no acabar. Recomendamos a esos periodistas que hagan un estudio. O a las empresas encuestadoras: verán que estas últimas Legislaturas son un dechado de urbanismo. Los vasos públicos son usados nada más que para beber. Sin ir muy lejos recordemos el que con técnica digna de la Ámsterdam o del lanzamiento del martillo en las Olimpíadas, endilgara el benemérito Legislador Rijo desde el Hemiciclo, graciosicamente al decir de Sancho Panza, contra la lejana humanidad de Tota Quinteros ubicada en las Barras durante la discusión de la Ley de Impunidad, minutos antes de la memorable batalla campal a puñetazos que se desarrollara legislativamente por ambulatorios y alrededores llegando a la calle ¿Dónde estaban esos periodistas de hoy? O el "vasaso" que propinara el benemérito Espalter a Frugoni hace añares, con el condenable agravante de que iba lleno de agua. Señores periodistas: cualquiera sabía y veía (aunque no había TV) que los Senadores iban armados a las Sesiones (el treinta y ocho especial "esmigüeson" formaba parte del traje de la "etiqueta" y el honor). Incluso quienes fueron antes o después Presidentes de la República, marcando épocas en la Historia, lo extraían elegantemente de por entre sus ropas y ante la vista y paciencia de todos, por respeto, lo ponían, amartillado, en el cajoncito del pupitre majestuoso. Cerquita del micrófono para discursos hablados. Era gente tolerante. El Senador Ghighliani descargó en plena Sesión el tambor de su revólver sobre el Senador Demicheli acertándole varias veces y enviándolo por ende sin palabras ni más trámite al Hospital del que volvió vivo milagrosamente casi hasta nuestros días para brindar, ya casi Momia, sus letales servicios a la última Dictadura. Lo que sería muy bueno destacar por la prensa es que reunido posteriormente aquel Senado para tratar el desafuero éste no fue aprobado.(¡) Ahorramos recorrer, en materia de proyectiles aciagos y armas blancas, el frondoso material histórico referido a Duelos. El último si mal no recordamos tuvo que ver justamente con la prensa y un periodista: el Doctor Federico Fassano fue retado a Duelo por el ex Comisario de Inteligencia Saúl Clavería. Nicolini fungiendo como Padrino del ya entonces Director de La República contribuyó a que el trance quedara sin efecto. No olvidemos que ya entrada la década de los setenta, y días antes, tuvimos varios "lances caballerescos": Jorge Batlle y Julio María Sanguinetti a filo contrafilo y punta contra "Maneco" Flores Mora (juez de pedana: el General Líber Seregni); Erro contra Danilo Sena; Luis Batlle contra el General Rivas Años antes, José Batlle y Ordóñez mató en Duelo con pistola a Wáshington Beltrán... Nada menos. ¿De qué Uruguay hablan o escriben estos bochornosos periodistas? ¿Qué quieren venderle al pueblo?
Eleuterio Fernández Huidobro
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