“No es democrático un país que tiene este nivel de enseñanza."


“No es democrático un país que tiene este nivel de enseñanza. Un país democrático es un país que le da las mismas oportunidades a todos”  dijo Germán Rama en entrevista a El Observador.

La afirmación surge a partir de que en el primer quintil de pobreza (el 20% más pobre), las personas de entre 14 y 15 años que terminaron primaria son el 88,5% y en el quintil más rico es del 99,7% en la misma edad. Con respecto a enseñanza media, sólo el 10,7% más pobre culmina el ciclo, mientras que en el quintil de mayores ingresos el 78,5% lo hace.

Comparto plenamente la opinión de Rama hasta aquí, con estos resultados no sólo no podemos jactarnos de democráticos sino que vamos al muere como sociedad.

Pero el discurso de Rama, si bien parte de una premisa totalmente compartible deriva enseguida en una sarta de disparates y múltiples contradicciones, bajo una fachada de aparente autoridad en la materia.

Cuando se le pregunta por lo que habría que hacer para revertir la situación, su primera respuesta es que debe haber menos asignaturas en primer año liceal. Lo he escuchado muchas veces y no tengo tan claro que esa pueda ser la clave de la cuestión. Si bien el “trauma” que pueda suponer pasar de un solo maestro (que tampoco es tan así) a una decena de docentes es para Rama motivo fundamental de la deserción en primer año, su política de obligar a docentes de biología a dictar clases de química o física, por ejemplo, sin la preparación para ello parece una objeción razonable hecha al modelo que defiende y que llegó a implementar aunque parezca olvidarlo. Y claro está, Uruguay por idénticas razones tampoco era democrático en ese entonces, aunque Rama insinúe que lo era cuando él llevaba las riendas de la educación pública en Uruguay.

En momentos en que los partidos políticos se aprestan a firmar algunos puntos de acuerdo sobre algunos aspectos vinculados a la educación en un hecho cargado de simbolismo pero algo alejado de las verdaderas necesidades de la educación pública, debo recordar que los principales cambios en política educativa ya empezaron en el primer gobierno del Frente Amplio.

El motor de los cambios es el presupuesto educativo y el gobierno del Frente Amplio ha sido el primero en incrementar sustancialmente los recursos para la educación.

No se construyen aulas, no se reparan edificios, no se contrata más docentes, administrativos ni personal de servicio, no se pagan mejores sueldos, no se compra material didáctico, etc. si no existe presupuesto para ello. Y todo eso se está haciendo, basta con retirar la venda de los ojos para poder apreciarlo.

Según el observatorio de Unesco, en 2004 Uruguay destinaba apenas el 2,4% de su menguado PBI a la Educación. Con la única excepción de Ecuador, era superado por todos los países de América del Sur. Es más, era superado por la mayoría de los países de África.

Es sabido que el gobierno frenteamplista incrementó la inversión en educación al 4,5% de un PBI que también creció mucho.

No existe en el discurso de Rama una única mención a este “detalle menor”.

Otro aspecto que menciona Rama y es compartible es que el sistema educativo tiene que asegurar a los niños pertenecientes al sector de más bajo ingreso educación y alimentación para toda la jornada.
Rama sabe muy bien que es fundamental la nutrición de los niños para su desarrollo físico pero también intelectual, especialmente durante sus primeros años de vida. Tal vez los magros resultados educativos en materia de aprendizajes tengan que ver más con la subnutrición de los niños en tiempos no tan lejanos; hipótesis perfectamente plausible y que no debería desecharse.

La paradoja es que blancos y colorados no han dejado de criticar las transferencias monetarias a los sectores de más bajos recursos, destinadas justamente a satisfacer la necesidad de alimentación de los niños de los hogares más pobres a quienes dicen defender.

“Tiene que haber más de 200 días  (de clases) y estamos actualmente funcionando en los 150 o 160 días entre las huelgas y otras cosas”. Si uno no se hace el distraído sabrá que la cantidad de clases ha ido en aumento pero las huelgas, esas quedaron atrás, particularmente en los tiempos de Rama, cuando la conflictividad llegó a su pico más alto, en gran medida por su estilo autoritario. Las hubo de docentes de todos los niveles, de funcionarios y hasta de estudiantes con ocupaciones de los liceos. ¿Cuántos días de clases había entonces?

Rama critica la reciente incorporación de funcionarios al sistema educativo cuando hubo caída de la matrícula. En este punto se comporta como un necio. Si queremos educación física obligatoria en las escuelas hay que contratar a profesores de educación física. Si queremos que cada docente tenga que atender no a 40 sino a 25 alumnos por grupo, y en eso se ha avanzado, hay que contratar más docentes. Si queremos centros educativos limpios y en condiciones de estudiar y trabajar con dignidad se necesitan funcionarios que realicen la limpieza.

El hecho es que el aumento del presupuesto debe remar contra el grave déficit en materia edilicia, salarial, de recursos humanos y materiales que heredamos de quienes hoy piden todo eso y al contado.

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