Asimismo, la indigencia descendió, del 2,4% en 2005, al 1,7% en el presente. En los últimos tres meses, 13.000 ciudadanos consiguieron salir de la indigencia, pero todavía hay 74.000 compatriotas, que componen unos 15.000 hogares, que permanecen en esa injusta situación. Todo indica que en los próximos 6 meses, estos guarismos podrían seguir descendiendo significativamente. Por supuesto, habrá que trabajar muy duro para que así sea. Cada uruguayo que mejora su situación y su calidad de vida, representa un orgullo para la izquierda y una conquista de todo el país.
Extrañamente, blancos y colorados no han emitido opinión, han quedado mudos, sin palabras quizás, por el impacto emocional que ha provocado en ellos tan buena noticia. Tampoco ha habido comentarios, con respecto a que el descenso de la pobreza de los últimos meses (4,7%), encuentra explicación principal, en el funcionamiento del Sistema Nacional Integrado de Salud y en las políticas sociales y económicas implementadas por el gobierno del Frente Amplio.
Paralelamente, han tomado estado público también, los datos del crecimiento económico del país correspondiente a los primeros seis meses del año, que exhibe resultados extraordinarios. El crecimiento de nuestro producto bruto interno, en el período mencionado, se ubicó en 13,1%, confirmando un desempeño formidable de nuestra economía y un verdadero récord histórico para el país, que lo ubica en el primer lugar del ranking latinoamericano. Todo indica que culminaremos el presente año con un crecimiento cercano al 9%, a pesar del precio del petróleo y de las inestabilidades a nivel internacional, por encima de las expectativas más optimistas en la materia.
Pero la oposición no ha visto los titulares de los diarios, no ha visto la información nacional ni la proveniente de entidades internacionales, que consignan el extraordinario comportamiento de la economía uruguaya durante 2008.
Blancos y colorados han perdido la vista. No pueden ver las cifras de nuestras exportaciones, ni las que expresan el aumento de la inversión, el aumento del salario real y la caída del desempleo, afectados por esa ceguera temporal y selectiva, que caracteriza la profundidad de su análisis político y la agudeza de su opinión económica.
Tampoco han logrado observar las cifras actuales en materia de inflación, que marcan el descenso y la ubicación de la misma en el marco de la previsión del gobierno en la materia. El control y el descenso de la presión inflacionaria, revela otra conclusión llamativamente invisible para la oposición: el éxito de la política antiinflacionaria del gobierno. Los resultados obtenidos por el equipo económico, que enfrentó a la inflación desde una visión heterodoxa y pragmática, combinando diferentes políticas en distintos ámbitos de nuestra economía, que incluyó, la negociación con los principales agentes formadores de precios de los productos más sensibles de la canasta básica.
Qué raro. Qué extraña ceguera, de parte de quienes habían proferido todo tipo de denuncias y anuncios de derrumbe de la estabilidad, a partir de que la inflación, el año pasado, se había apartado un punto y medio al alza, de la pauta elaborada por el equipo económico. Vaya celo y rigurosidad, pero qué rara forma de colaboración opositora, que se dedicó a sembrar la angustia y la alarma en la población, por la llegada de aquel monstruo inflacionario incontenible, mientras se burlaba de nuestras negociaciones para la disminución de precios, calificándola de "inútil y almacenera".
Afortunadamente, el comportamiento ciudadano demostró alta madurez en un área extremadamente sensible y exhibió la fortaleza de la confianza ganada por nuestro gobierno, en cuanto a su capacidad en el manejo de la economía. También determinó, por otra parte, el grado de credibilidad social acumulada por blancos y colorados en materia económica, cuya prédica alarmista fue olímpicamente ignorada hasta por sus propios electores.
Otra situación curiosa, fue la que se vivió durante el par de meses que insumió el análisis parlamentario del último proyecto de Rendición de Cuentas del gobierno frenteamplista. Los voceros el gobierno y los medios de comunicación, repicaron una y otra vez, difundiendo que la nueva Rendición de Cuentas incorporaba 349 millones de dólares más, a lo ya previsto en el presupuesto. Un volumen de recursos muy importante a aplicarse en educación, salud, seguridad y obras, que marcaba una fuerte inversión en las principales áreas de impacto social de nuestro presupuesto, aumentando al 43% el gasto social del Estado. Esta Rendición completó además una asignación total de recursos para la educación, de 1.500 millones de dólares, cumpliendo con el compromiso de destinar a la educación, el 4,5% de nuestro PBI.
Increíblemente, nada de eso fue escuchado por blancos y colorados. No lo oyeron. Seguro que están sordos, porque siguieron como si nada hubiera sucedido. Se limitaron a denunciar, como ausentes, que el aumento del gasto provocaría un grave desequilibrio fiscal, acusando de irresponsabilidad, justamente, a la conducción económica que ha conseguido los mejores resultados fiscales para el país en décadas y que ya ha anunciado, que cerrará el período de gobierno en estricto equilibrio. Algo desconocido en las administraciones de quienes padecen tan profunda sordera y repiten denuncias sin una mínima conexión con la realidad.
Blancos y colorados han anunciado, desde el inicio de nuestra gestión, todo tipo de males y plagas para el Uruguay, como actitud de oposición permanente. Pasa el tiempo y pese a que la evolución de nuestro país demuestra todo lo contrario, no pueden aceptarlo, no conciben al Frente Amplio gobernando, menos aún, gobernando con resultados de gestión que ellos nunca consiguieron. El progreso, la evolución positiva de la realidad nacional, se ha convertido para ellos, en una dimensión molesta, frustrante y por eso, cada nuevo riesgo o contratiempo para la economía uruguaya, es presentado como el golpe final, demoledor, capaz de desatar el ansiado apocalipsis del gobierno del Frente Amplio y su insoportable exitosa gestión.
La resistencia a lo obvio y una actitud política de corte ciega, sorda y muda, no representa un camino inteligente para la oposición, menos aún para el país. En todo caso, no hace otra cosa que confirmar, como las cifras, que el mejor proyecto político para el Uruguay, se llama Frente Amplio y debe seguir gobernando.
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