Vestimos de tricolor al propio Palacio Peñarol, lo que ya de por sí constituye toda una hazaña.
Más de un centenar de compañeras y compañeros de los comités de base de Rivera estuvimos allí para debatir y ayudar a construir el programa de un eventual próximo gobierno frenteamplista de los próximos cinco años y para definir las candidaturas a la presidencia y la vicepresidencia de la República.
Antes de seguir con los temas del Congreso quisiera en un paréntesis llamar una vez más la atención al nivel de movilización del Frente Amplio local. La delegación riverense fue la más numerosa luego de las de Montevideo y Canelones; acumulando una nueva señal entre las que permiten perfilar al Frente Amplio local desde un punto de partida muy importante de cara a las próximas elecciones, manteniendo los excepcionalmente altos niveles de participación y crecimiento que marcaran los números contundentes e irrefutables de las elecciones internas de 2006 y asambleas de base de agosto de 2008 que fueran destacados por parte de la prensa nacional.
Hay mucho para corregir en la interna del FA, y mucho de eso ha quedado claro en este Congreso; aguardaré los tiempos políticos que considero adecuados para promover esta autocrítica y adelanto que será después del período electoral, independientemente de sus resultados.
Por otro lado, el programa que presentaremos a la ciudadanía sigue siendo, no sólo la mejor, sino la única propuesta realmente transformadora del país y continuadora del proceso ya iniciado. Llegaron entonces los tiempos de presentar ese programa y contrastarlo con las propuestas de los adversarios, con la certeza de haber cumplido a cabalidad durante este primer período que nos ha tocado gobernar; certeza que es patrimonio exclusivo de nuestra fuerza política.
A quien lleve adelante este programa lo elegiremos entre todos en las próximas internas y en igualdad de condiciones, una sabia decisión del Congreso que demostró que si bien desde los aparatos militantes existe una opción mayoritaria por uno de los candidatos propuestos; será la enorme masa de votantes quienes tomarán a través de su voto la decisión final.
Vivamos entonces la interna con fraternidad y alegría, tan frenteamplistas como siempre y desde lo más encumbrado del debate político y de las ideas. Y luego... todos unidos; junto a quien resulte electo no importa cual de tan distinguidos compañeros sea. Esa es la única consigna.
Nadie entiende más el significado de la palabra unidad que los frenteamplistas porque para ellos la unidad es la práctica que día a día nos desafía y nos pone a prueba. A construirla entonces con ahínco y con responsabilidad. Está en juego el futuro de nuestro país y un paso atrás en el camino que hemos iniciado significará años de retroceso en su desarrollo y la postergación y sufrimiento para cientos de miles de compatriotas. Además, ante el advenimiento de una profunda crisis internacional sólo el Frente podrá interceder por los más débiles y frenar los impulsos de las clases dominantes que ya tienen sus representantes en otras filas.
¡Viva el Uruguay! ¡Viva el Frente! ¡y hasta la victoria, siempre!
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