Seguridad Pública: La profecía autocumplida

Parte 1
La profecía autocumplida
En los últimos años, pocos temas se han abordado con tanta intensidad en el debate político y visibilidad en los medios de comunicación, como el tema de la seguridad pública.
Recientemente se ha difundido una encuesta de la empresa Factum, que reúne vasta experiencia y credibilidad en nuestro país, al respecto de cómo percibe el tema la sociedad uruguaya.La pregunta que se presentó a los encuestados fue: ¿Cómo piensa Ud. que está la seguridad pública, es decir, la protección de la población frente a los robos y la delincuencia común?El 5% de los encuestados contestó “Bien”, 20% contestó “Más o menos” y 75% “Mal”.Los resultados de esa encuesta marcan que 3 de cada 4 uruguayos consideran que la situación al respecto es “Mala”.
Empecemos por el principio: la encuesta es un instrumento científico válido para “medir” la percepción de la opinión pública al respecto de determinado tema sobre el que se le pregunta de determinada forma. Subrayo lo último porque no es éste el instrumento idóneo para “medir” el estado de situación real, lo que se conoce como el grado de “seguridad objetiva” y confundir ambos conceptos ciertamente nos induciría a errar en el análisis.
Para aproximarse a la realidad de la “seguridad objetiva” hay otros instrumentos, en particular la información estadística sobre victimización, que dicho sea de paso es el principal indicador que se utiliza en todo el mundo y siempre se utilizó en Uruguay.
Me he interesado por el tema y lo acompaño, desde que en el año 2005 se me hubiera encomendado por parte de la Departamental Rivera del Partido Socialista, llevar adelante un estudio acerca de la situación de la seguridad pública en Rivera. Ya en ese momento, comenzaba a vislumbrarse desde la oposición una inusual ofensiva (por lo menos en nuestro país) por ese flanco.
El gobierno frenteamplista acababa de asumir. Se repetía hasta el cansancio en aquél momento: “vivimos el peor momento en materia de inseguridad en el departamento”. La frase, más allá de la doble negación que modifica radicalmente el sentido de lo que se pretendía decir, pudimos demostrar que era absolutamente falsa en aquello que sí pretendía transmitir. Es decir, constatamos que era absolutamente falsa la afirmación de que la situación en materia de seguridad atravesaba su peor momento.
Advertimos además, que se comenzaba a revertir una tendencia creciente de los años anteriores en cuánto al número de delitos. Los datos estadísticos utilizados en ese estudio fueron los mismos que se utilizaban en los años anteriores y hasta ahora no tengo razón alguna que me haga poner en tela de juicio la información obtenida desde fuentes oficiales.
Cuando trascendieron los resultados del trabajo que habíamos realizado un periodista tituló en el informativo central: Fabián Fontoura llama de mentirosos a los vecinos de Rivera y niega que existan problemas de seguridad… (sic) Por supuesto que jamás expresé tal cosa, siquiera algo parecido. Tampoco negué, ni lo niega nadie en el gobierno, los problemas que tenemos en la materia. La aseveración del periodista es a todas luces un ejemplo de manipulación mal intencionada de los dichos y de los hechos.
De todos modos lo que pretendo demostrar en este artículo es que, 1) la realidad en materia de seguridad objetiva no ha variado sustancialmente y las variaciones que hubo son en general positivas, 2) que sí ha variado sustancialmente y para mejor la política llevada adelante desde el Ministerio del Interior, y 3) que el “discurso del miedo” adoptado por la oposición a través de algunos medios que le son funcionales apuntan deliberada y conscientemente a generar este estado de preocupación general en la opinión pública: “la profecía autocumplida”.
Parte 2
Preocupación no es insatisfacción.
Para sorpresa general de blancos y colorados que seguramente se encontraban festejando aún (aunque lo nieguen) los resultados de la encuesta que reflejaba lo mal que percibe la gente la situación en materia de seguridad pública; otra encuesta de la misma Factum, realizada en las mismas condiciones revelaba que ante la pregunta “¿qué opinión tiene usted del desempeño de Daisy Tourné como ministra del Interior?" los resultados se invertían y casi la mitad de los encuestados calificaba su actuación como “Buena o Muy Buena” y sólo 1 de cada 5 calificó su desempeño como “Malo”. La gente se siente insegura, pero considera que las acciones que se vienen desarrollando en política de seguridad pública son acertadas.
Creer que el tema de la seguridad pasa apenas por acción de la Policía es parte del error común de las derechas en todas partes. El discurso demagógico-represivo y la manipulación mediática son una combinación que les resulta tentadora en su procura por resultados electorales.
Este gobierno ha tenido claro desde el principio la complejidad de la situación, lo que queda meridianamente claro en aquella frase de Tabaré: “seremos duros con el delito pero mucho más duros con las causas del delito”.
Sin embargo, en lo que a políticas de prevención y represión se refiere se ha avanzado por donde había que avanzar: la dignificación de la tarea policial a través, entre otros, de la mejora sensible de sus ingresos (ver cuadros al final) en comparación con el punto de partida, la equidad y transparencia en el ingreso a la función, el aumento del número de efectivos, la lenta pero sostenida mejora de las condiciones de reclusión y por lo tanto de recuperación de los presos, la mejora en las condiciones materiales del Ministerio del Interior, el nuevo código de procedimiento policial, la ley de humanización del sistema carcelario, entre otros.
En Rivera, por primera vez en muchos años, se ha venido aumentando el número de efectivos, y todos los ingresos han sido por concurso, realizados por prestigiosas instituciones del medio local (CeRP, Plaza de Deportes), externas a la institución policial. En los gobiernos anteriores se perdieron cargos para otros departamentos y se ingresaba “a dedo” con la tarjeta del diputado de turno. La fidelidad de esos funcionarios, ¿era para con la sociedad o con su padrino?.
Lamento sin embargo que la policía local no haya comprendido el papel que deberían jugar las Mesas Locales de Convivencia y Seguridad Ciudadana, que haya dejado esa tarea en manos de la Intendencia que no ha sabido o no a querido trabajar seriamente el tema, tal vez porque eso desnudaría sus propias deficiencias y debes en la materia, como el pésimo estado del alumbrado en los barrios y la ausencia o pérdida de los espacios públicos por la negligencia del gobierno departamental.
Me gustaría terminar diciendo que el problema de la seguridad es una tarea para encarar entre todos como política de estado, sin demagogias, sin fórmulas mágicas y atacándolo en su complejidad y desde todas las dimensiones involucradas. No nos debe conformar saber que la situación no ha empeorado ni que los niveles de seguridad en Uruguay están entre los mejores de América, debemos mejorar los niveles de seguridad y trabajar también para que la gente se sienta más segura.

Artículo publicado en www.derivera.com.uy el 01 de agosto de 2008.

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