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Luis Alberto Lacalle terminó su período de gobierno con una bajísima aceptación popular y enfrentando graves cuestionamientos hacia él y hacia figuras de su entorno más cercano, algunas de ellas procesadas por distintos delitos perpetrados desde el gobierno. Cuestionamientos realizados desde fuera pero también desde dentro de su propio Partido Nacional. La precandidatura de Lacalle es una vez más la demostración de la fragilidad de la memoria colectiva del electorado.
El veterano político, al que hay que reconocerle su extraordinaria capacidad de volver al ruedo y ponerse nuevamente en carrera, ha demostrado en esta etapa de su campaña, un profundo desconocimiento de la realidad nacional y por lo tanto, escasa posibilidad de aportes al proceso de transformación que ha iniciado el país.
La primera “gaffe” –en criollo: metida de pata- fue decir en un programa emitido para todo el territorio nacional que el gobierno Frenteamplista había recibido el país con superávit fiscal, aseveración equivocada que le costó un reproche público de Danilo Astori que acababa de retomar el debate político luego de su exitoso ciclo en la cartera de Economía.
En estos días, en un acto en San José, Lacalle arremetió contra las políticas sociales de este Gobierno y una vez más sorprende con un desconocimiento total de lo que se viene haciendo.
Prometió mantener el Plan de Emergencia, al que le hará eso sí profundos cambios; por ejemplo le llamará “Plan Dignidad” ¿?.
Lo que no sabe Lacalle es que el Plan de Emergencia terminó hace casi un año atrás, exactamente cuando se dijo que iba a terminar y luego de atender lo que los gobiernos anteriores no atendieron: la emergencia social. Muchísimas uruguayas y uruguayos, de todas las edades tenían dificultades para satisfacer sus necesidades más básicas como la necesidad de alimentación, la situación ameritaba medidas emergenciales que han sido sustituidas por políticas de más largo aliento comprendidas en lo que es hoy el Plan de Equidad.
Los Blancos, que no vacilaron al momento de disponer fortísimas sumas de dinero de todos los uruguayos para rescatar bancos fundidos, siguen dándole a la tecla de que a los beneficiarios de las políticas sociales el gobierno les ha dado unos pesos y no ha exigido contrapartidas, y va a exigir diez jornales a cada beneficiario para volcarlos a trabajos en Escuelas, Liceos y otras Instituciones. Lacalle desconoce que aquellos que perciben ingresos del Mides al día de hoy y que se encuentran en edad de trabajar ya lo están haciendo y su trabajo se puede ver en los Liceos, Escuelas, Policlínicas, Hospitales, Calles y un sinfín de obras donde los protagonistas de Uruguay Trabaja se vienen desempeñando con mucho más de diez jornales y con actividades formativas complementarias.
Nada dice Lacalle del resto del gran abanico de políticas sociales que incluye planes de alfabetización, operación milagro, alojamiento para los sin techo, promoción de emprendimientos productivos, seguridad alimentaria, etc.
Creo que la recomendación que le hiciera Astori para que se ponga a estudiar, no es a esta altura ni un acto de soberbia ni un recurso de un político en campaña contra su adversario, sino un muy sabio consejo.
Delegado Nacional del Frente Amplio
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